El Fútbol Amateur

(Así es el fútbol amateur, te obliga a dejar los equipos por incompatibilidades horarias y de trabajo. Carta a mi míster)

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Nuestro amigo

«Me siento mal teniendo que dejar el equipo. No sabes cuánto! A principio de verano me ilusioné, quería volver a jugar a fútbol, sentirme futbolista de nuevo. Pensé que esta temporada sería capaz de volver a hacer lo que más me gusta, pero no ha podido ser. La pasión se ha convertido en trabajo. 

A pesar de esto, me llevo dos cosas imprescindibles que me ha enseñado el fútbol, y que tú también predicas.

La primera: ser un soñador. El fútbol te permite soñar, imaginar, creer… Nos pasa a los que amamos esto.  No sabes la de veces que soñé durante el mes de julio y agosto poder hacer toda la temporada con el equipo, entrenar, competir, volver a sentir las ganas de jugar el domingo, volver a sentir el sabor de la victoria después de las horas de esfuerzo durante la semana… Yo soñaba. Ahora sigo soñando para que todos los que aman el fútbol, no dejen de hacerlo. No dejéis de hacerlo.

Soñar. Porqué el fútbol es hacerse la bolsa antes de ir al partido, o llegar al campo pensando: ‘hoy quiero jugar’. El fútbol también es verte fuera del once justamente el día que viene a verte tu hermana, así cómo cambiarte con tus rituales, y los que no tenemos rituales, nos miramos al de al lado y pensamos ‘Pero qué pelmazo!’. El fútbol es, sin duda, esa sonrisa al compañero en el calentamiento que dice: ‘Has dormido poco, que te he pillado’, al igual que esa palmadita en el culo al jugador que ese día, todos saben que merecía ser titular, pero se ha quedado fuera del once. Porque esto es verdaderamente el fútbol. Una carcajada en el banquillo cuando ya ganas de manera abultada, o una sonrisa por debajo la nariz cuando vas perdiendo (no vaya a ser que el míster se cabree). Porque al final, qué bonito es soñar en un ascenso, o en ganar cada semana, pero el fútbol no es sólo esto. El fútbol son los pequeños detalles que lo convierten en el mejor deporte del mundo.

Lo otro que he aprendido del fútbol es a ser generoso. El fútbol me ha enseñado lo que es un equipo, me ha enseñado que me tengo que dejar los cojones por el que está a mi lado y que ese día yo no juego porque el entrenador lo decide. He aprendido que el de mi lado es más bueno que yo, y que hacer un gol, es ser el último que toca el balón después que lo haga todo tu equipo. Gracias a la pelotita, he aprendido que en la vida, cómo en el fútbol, hay injusticias. Un día ganas sin merecerlo, otro día pierdes; un día juegas sin merecerlo, otro día eres suplente injustamente. El fútbol me ha enseñado a ser generoso en la derrota y aceptar que ese día me ha tocado perder. Y lo mejor, también me ha enseñado lo preciosa que es una victoria, de hecho es lo más bonito que hay en este mundo. Me ha enseñado a compartirla y a celebrarla con el equipo. Un abrazo de victoria, qué bien sabe coño!

Ya lo ves, cuántas cosas te da el fútbol! Yo, pobre imbécil de mí, me quedo con estas dos: ser un soñador y ser generoso. Mi decisión de dejar el equipo va a conciencia con esto que acabo de contarte, pero mi condición de futbolista, exfutbolista casi, no la pienso olvidar. Gracias por todo, poca gente como tu me ha enseñado a querer tanto este deporte.»

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